Temía que
todos se iban a dar cuenta de que su viaje no tenia ningún propósito. De que no
tenía a donde ir. Se encontró en el andén intentando asimilar su estreno en el
paro y se metió en el primer tren que pasaba, sin ni siquiera saber hacia donde
se dirigía.
Igual que su
vida.
Los demás
pasajeros parecían absortos en sus historias. Seguro que se iban o volvían del
trabajo. Seguro que todos sabían donde va este tren. Menos él. Se quedó
agarrado cerca de la puerta. Siguió mirándoles desde el reflejo del cristal.
Cada
uno a su propio viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario